jueves, 30 de septiembre de 2010

Sueños.

2:08. Otra vez. ¿Cómo es posible? Llevaba una semana con la misma "rutina". Se acostaba a las 11.30, mas o menos, se dormía al poco de apollar la cabeza en la almohada, de hecho, era sentir la fricción del cabello con el algodón del almohadón y quedaba sumido en un sueño profundo practicamente de forma instantanea. Luego venia el tema del soñar, cosa más compleja. Abría los ojos, sumifo en la oscuridad más completa. Encendía la luz de la lampara de noche que tenía en la mesilla y el cuarto había cambiado. Él, presa de la sorpresa, se sentía desconcertado, ¿Cómo era posible? Acababa de acostarse... Entonces comenzaban los ruidos. Pum. Pum. Pum. Un repiqueteo constante. Él, sobrecogido, sentía como si alguien le llamase. Una señorita en apuros, pensó, jocoso, la primera vez. Pero los golpes se sucedían. Pum. Pum. Pum. Aquello comenzaba a mosquearle. Se levantó. Se puso las zapatillas de suela de goma y relleno de borreguito, la bata de lana de oveja escocesa, buscó la linterna que guardaba siempre en el segundo cajón de la mesilla... Mierda. Siempre se te acaban las pilas cuando las necesitas. Cruzó la habitación y cogió la vela de la estantería, la prendió y se plantó frente a la puerta. Inspiró. Expiró. Abrió la puerta y salió al pasillo. Gracias a Dios, o a quien quiera que le acompañase en ese momento, la vela le iluminaba un poco el camino. Pum. Pum. Pum. Provenían de la derecha, o eso parecía. Se armó de valor y comenzó a caminar en dirección a la habitación de su difunta madre. Conforme se acercaba, el ruido era más fuerte. Justo cuando estaba frente a la puerta, el ruido cesó. Tocó el pomo, inspiró, expiró, abrió la puerta y... Se despertó. Llevaba dos semanas soñando lo mismo.

1 comentario:

  1. me ha gustado el relato! aunque me he quedado un poco expectante y sobrecogida!

    besos


    Alba

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